Agitación nocturna en demencia

AGITACIÓN NOCTURNA EN DEMENCIA

El Síndrome del Ocaso

Algunas personas con demencia experimentan una serie de síntomas psicológico-conductuales con agitación nocturna cuando empieza a caer el sol. Estos episodios pueden durar toda la noche y se refieren al Síndrome del Ocaso, Síndrome crepuscular o Síndrome vespertino.

Los síntomas más típicos son los siguientes:

  • Confusión y/o desorientación
  • Irritabilidad, inquietud y/o agitación motriz
  • Manierismos
  • Quejas, gritos, agresividad verbal y/o física
  • Deambulación sin objetivo
  • Pensamiento delirante y/o alucinaciones

¿Cuáles son las causas de este tipo de agitación nocturna en las personas con demencia?

Las demencias producen una alteración en los ritmos circadianos y una reducción de la melatonina (hormona que interviene en el proceso de relajación para conciliar el sueño).

Otra de las causas directas es la poca luz natural y el cansancio físico y/o mental de la persona.

La disminución de la luz, los ruidos y la aparición de sombras (especialmente en personas con problemas de visión y/o audición) pueden provocar distorsiones perceptivas y contribuir a generar pensamientos delirantes y/o alucinaciones. Además aumentan sus temores e inseguridad.

Es común presentar una fragmentación del sueño cuando nos hacemos mayores. El sueño profundo disminuye, por lo que nos encontramos susceptibles a despertarnos entre las fases del sueño o ante cualquier estímulo del ambiente o malestar interno.

El dolor, la incontinencia, procesos gripales, infecciones u otras enfermedades y/o patologías médicas influirán en el número de despertares y el estado de agitación de la persona con demencia.

Los cambios ambientales también pueden intensificar este síndrome.

Finalmente, hay que tener en cuenta el propio agotamiento de la persona que cuida, ya que debido a su agotamiento, su actitud y/o conducta puede no ser la misma.

¿Cómo podemos abordarla?

A continuación se exponen algunas pautas de actuación para atenuar estos episodios:

  • Mantener una buena iluminación por la noche (por ejemplo, dejando la luz del pasillo encendida).
  • Disminuir el nivel de ruido y estímulos en el entorno a medida que se acerque la puesta de sol.
  • Poner a su disposición objetos cotidianos como fotografías de familiares, pertenencias relevantes, etc.
  • Intentar mantener una rutina de horarios más o menos fija (comidas acostar/despertar).
  • Realizar actividades más dinámicas por la mañana en contraposición a la tarde (ejercicio físico por ejemplo).
  • Hablarle con un tono de voz bajo, pausado.
  • Evitar restricciones físicas (barreras, contenciones…) y eliminar barreras y obstáculos que podrían provocar caídas en caso de deambulación nocturna.
  • Evitar la ingestión de bebidas estimulantes, alcohol y nicotina unas horas antes de ir a dormir (idealmente evitarlas por la tarde).

Cuando las medidas no farmacológicas son insuficientes y la intensidad del cuadro es muy elevada, debe valorarse una visita con el profesional correspondiente (geriatra, neurólogo…) junto con la prescripción de los fármacos más indicados.

En Senior Coach, ofrecemos propuestas de intervención adaptadas para cada situación. Trabajamos desde una visión integral para ocuparnos de la persona en su totalidad.

Sònia Shah Llois

Fundadora de Senior Coach

Psicogerontóloga

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