La disfagia en personas adultas mayores

LA DISFAGIA EN PERSONAS ADULTAS MAYORES

La deglución de alimentos implica la acción coordinada de unas estructuras situadas en la cabeza, cuello y tórax, que ayudan a llevar el alimento de la boca al esófago con seguridad y eficacia, asegurando así una buena hidratación y nutrición.

¿Qué es la Disfagia?

La disfagia es una dificultad o incomodidad para formar y/o transportar el alimento desde la boca al esófago.

Es una alteración que afecta la calidad de vida de las personas que la sufren y que provoca tensiones psicológicas y sociales tanto en la propia persona como en sus familiares.

Las complicaciones nutricionales y respiratorias de la disfagia son muy graves y frecuentes:

  • La prevalencia de la desnutrición es muy elevada y puede llegar hasta el 33% de las personas mayores con disfagia
  • La deshidratación también es frecuente, aunque su prevalencia es aún muy desconocida.
  • Las complicaciones respiratorias suponen la principal causa de mortalidad de las personas con disfagia. Hasta un 50% de personas que aspiran el alimento (el alimento va a los pulmones) desarrolla neumonías.

¿Quién tiene más riesgo de padecer disfagia?

Existe más riesgo de presentar disfagia en personas adultas mayores, ya que afecta el 30-40% de las personas de más de 65 años, entre el 56% y el 78% de mayores institucionalizados, hasta el 44% de mayores ingresados en un hospital general y alrededor del 25% de los mayores que viven de forma independiente en la comunidad.

Dentro de la población mayor, existe más probabilidades de desarrollar disfagia en los siguientes casos:

  • Personas que han sufrido un ictus (embolia). Se estima que puede afectar a más del 30%.
  • Entre el 52% y el 82% de las personas con enfermedad de Parkinson también sufrirán disfagia en algún momento de la evolución de la enfermedad.
  • El 80% de las personas con enfermedad de Alzheimer.
  • El 40% de personas con Esclerosis Múltiple.
  • El 47,4% de las personas ingresadas en una unidad geriátrica de agudos (UGA) de un hospital.
  • Alrededor del 80% de las personas que han recibido tratamiento quirúrgico o radioterapia por tumores de la zona de cara, cabeza y cuello.

¿Cómo puedo saber si tengo disfagia?

Esta alteración se puede presentar en la ingesta de los alimentos líquidos, sólidos, semi-sólidos (yogures, crema catalana…) o en la combinación entre los alimentos.

Los síntomas que nos alertarán de una disfagia serán:

  • La presencia de tos mientras se come o después de comer.
  • Sensación de cuerpo extraño en la zona de la garganta al tragar.
  • Masticar y/o tragar con excesiva lentitud.
  • Pérdida de peso sin motivo aparente.
  • Cambios de la voz después de comer.
  • Aumento del esfuerzo en el momento de deglutir.

¿Qué podemos hacer para prevenir o mejorar?

La dieta es uno de los factores más relevantes en la atención y cuidado de la disfagia.

Es muy importante leer detenidamente las siguientes recomendaciones:

  • No hablar mientras se come porque al hablar se abren las vías respiratorias y es más fácil atragantarse y que el alimento se vaya a los pulmones.
  • A la hora de comer, la persona debe estar concentrada en la comida. Hay que evitar distracciones (ver la televisión, escuchar la radio, etc.), conseguir un ambiente tranquilo y relajado que permita mantener la atención en la comida, en el proceso de masticar y en tragar.
  • Mantener una postura corporal que asegure la correcta deglución al comer, sentado en una silla con la espalda en contacto con el respaldo y los pies apoyados en el suelo. Continuar en esta posición 40 minutos después de comer para evitar el reflujo gastroesofágico.
  • En el momento de tragar se debe flexionar la cabeza ligeramente hacia delante (cabeza hacia el pecho como queriendo mirar los pies).
  • Si se come en la cama, colocar la espalda recta y flexionar las rodillas elevándolas ligeramente ayudados de un cojín.
  • Retirar las cañitas para beber líquidos.
  • Evitar los alimentos que no tengan texturas homogéneas, evitar grumos, semillas, hebras y espinas. No ingerir alimentos de texturas mixtas como por ejemplo leche con galletas.
  • Si se usa espesante, se puede mejorar el sabor del agua añadiendo un toque de naranja o limón.
  • Dejar enfriar los alimentos antes de la ingesta.
  • Una vez finalizada la comida, realizar una buena higiene de la cavidad bucal. La mala higiene de los dientes y la boca aumenta la colonización bucal por gérmenes, incrementando la posibilidad de infección respiratoria en caso de que el alimento se vaya a los pulmones (aspiraciones pulmonares).

Esperamos que esta información te haya resultado útil. En línea con este tema, te recomiendo las lecturas de los artículos siguientes: ¿Por qué no quiere comer? y Pérdida de apetito y dieta triturada.

Si necesitas ayuda en este tema u otros aspectos relacionados con la atención y/o el cuidado de las personas adultas mayores, recuerda que estamos a tu disposición a través de IG @seniorcoach_spain.

Esther López Almunia

Logopeda y Pedagoga

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