Pseudodemencia depresiva

LA PSEUDODEMENCIA DEPRESIVA

La pseudodemencia depresiva es una entidad diagnóstica que se ha creado para diferenciar los trastornos afectivos que puede manifestar una persona con demencia en sus estadios iniciales, de las alteraciones cognitivas que pueden encontrarse en un trastorno del estado del ánimo, como sería el caso de una depresión.

La depresión, puede producir un empeoramiento del rendimiento cognitivo, especialmente en dominios como las funciones ejecutivas (planificación y organización, toma de decisiones, flexibilidad cognitiva…), la atención y concentración, etc. A la vez, la disminución del rendimiento en atención y concentración pueden derivar en un déficit mnésico debido a las dificultades para retener y memorizar la información.

Un estado de ánimo depresivo también incluye aspectos emocionales, sociales y físicos como la pérdida de relaciones sociales, apatía, anhedonia (dificultad para disfrutar de las actividades), pérdida de energía, pérdida de apetito, insomnio, etc.

La depresión es un síntoma común en una demencia. Afecta aproximadamente al 50% de las personas en algún momento durante el curso de la enfermedad.

Es decir que, con frecuencia aparecen signos de depresión en las demencias junto a los déficits cognitivos, como así también la depresión puede ser uno de los primeros signos de demencia.

Dicho esto, debemos realizar un diagnóstico diferencial entre demencia con síntomas depresivos y pseudodemencia depresiva.

¿Cómo diferenciar una pseudodemencia depresiva de una demencia?

En la pseudodemencia depresiva, existe un deterioro no progresivo y posiblemente reversible al tratar el trastorno depresivo. Suele tener un curso más recortado en el tiempo, con un inicio más preciso.

En una demencia, especialmente de tipo Alzheimer, el inicio de la enfermedad y su curso suelen ser insidiosos. Las quejas sobre los déficits son más vagas y con mayor afectación de la memoria reciente. La dificultad en la realización de tareas similares es más uniforme, se afectan la orientación, praxias y gnosias, lenguaje, etc.

El problema en la realización del diagnóstico diferencial sobreviene cuando los síntomas depresivos son clínicamente significativos y aparecen a la vez que los primeros síntomas de deterioro cognitivo.

Esto es así porque en el inicio de una demencia, la afectación cognitiva es muy leve y puede que aún no se objetiven déficits en las pruebas de valoración de las gnosias, praxias, lenguaje u otras entidades cognitivas.

Entonces, es difícil distinguir si los síntomas depresivos son secundarios a una demencia o si son síntomas afectivos primarios acompañados de quejas en las funciones cognitivas.

Se cometen muchos errores en este diagnóstico. Según algunos autores hasta un 25% de personas con demencia son inicialmente diagnosticadas erróneamente como trastorno afectivo y un 30% de los casos de depresión son diagnosticados como demencia.

La alteración de las funciones ejecutivas, suele ser la alteración cognitiva más relevante de la depresión en las personas adultas mayores. Además, su presencia se relaciona con peor pronóstico y menor respuesta al tratamiento, por lo que conviene explorarla específicamente.

Respecto a la memoria, también es importante incidir en su valoración. El déficit mnésico asociado con la depresión en general mejora con ayuda (con pistas). En la enfermedad de Alzheimer, en cambio, los déficits son frecuentes en estadios precoces de la memoria (registro), y por tanto no es que sea difícil acceder a la información, sino que ésta no existe porque no se almacena correctamente.

Si necesitas ayuda en este tema u otros aspectos relacionados con la atención y/o el cuidado de las personas adultas mayores, recuerda que estamos a tu disposición a través de IG @seniorcoach_spain.

Sonia Shah Llois

Fundadora de Senior Coach

Psicogerontóloga

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